Perro acoge perro

Lo primero es presentarme. He tenido varios nombres a lo largo de mi vida, pero así que merezcan la pena recordar sólo Marengo - nombre que me dieron las personas que me salvaron de morir atropellado en el polígono industrial donde me habían abandonado - y Chewbacca - el que me dio la pareja que me adoptó alegando que mi parecido con el wookie de La Guerra de las Galaxias era más que razonable.

Hasta hace unos meses todo iba bien. Tenía mi cama debajo del bureau, lo cual me daba un aire de escritor fracasado, comía o no según el siroco de turno o las ganas de cambiar de pienso que tuviera, y lo mejor: al menos una vez al mes me llevaban al pueblo a correr detrás de la bici. Eso sí que es hacer ejercicio, chaval. Melenas al viento, hocico en posición aerodinámica, un bañito a medio camino y al llegar a nuestro destino...


Pero hace unos meses Miss Warrior y NoGRoD decidieron que necesitaba compañía para ayudarme en mi proceso de socialización y todo cambió. En vez de adoptar a otr@, colaboran como casa de acogida con protectoras de animales. ¿Qué quiere decir eso? Pues que de vez en cuando llega otro perro a cambiarme de sitio la cama y a comer más que yo, por poner algunos ejemplos.

Desde luego ahora soy más sociable. De hecho, este fin de semana he estado con unas titis estupendas, tan metaleras como yo. Pero sigue sin gustarme que me huelan el culo. Sí, sí, llámame raro, pero seguro que a ti tampoco te gusta.

Por hoy creo que es suficiente. Mañana seguro que tengo algo nuevo e interesante que contaros.