domingo, 22 de febrero de 2009

Actuaciones cinegéticas


¡Tío, te van a echar de PROA!

Nota: la foto de esta entrada puede herir alguna sensibilidad, aunque una vez más puntualizamos que no hubo daño alguno a ningún animal por nuestra parte.

Como todos los fines de semana, hemos ido al campo campestre que hay al lado de casa a dar un rulo. Estos tenían que ir de compritas y nos hemos quedado sin entrenamiento familiar de bicis y patines, pero nos hemos pegado unas buenas carreras. Y Dady ha traído un conejo.
El chico le ha cogido el gusto a cobrarse las presas de otros. Últimamente se dedica a coger los cadáveres desechados por Isidra, la galga abandonada que vive en el descampado de enfrente - se ve que los de la protectora belga no han conseguido aún capturarla. Parece ser que es muy buena cazando, porque todos los días nos encontramos con restos de conejos y perdices por el camino, y a las pruebas me remito. Yo les echo un vistazo y si aún está fresco pillo algo, pero lo dejo ahí, que alguien vendrá con más hambre que yo.

Y yo me pregunto, ¿habrá sido Dady un perro de caza? Según éstos, Dady entró a formar parte del protocolo de testigos protegidos y le dejaron frente a PROA para que fueran ellos quienes le dieran una nueva identidad y le inventaran un pasado, y vaya si se lo han tomado en serio. Lo que está claro es que lo de hacerse vegetariano va a tener que esperar.


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sábado, 14 de febrero de 2009

Marcado por el Odio - Homenaje a Paul Newman


¿A que con esa cara de empanao y las vendas parece un boxeador? Mi madre dice que le recuerda a un tal Paul Newman, que con Maru esté, en una peli llamada "Marcado por el Odio".



Pues así anda Dady, con las patas vendadas por una dermatitis. Si es que es tan delicado que correr por el patatal, tirar de los patines y pisar en la nieve le han dejado hecho polvo. Y la herida del ojo, una nórdica que ya no sabe cómo decirle que no le huela el culo y que la deje en paz.
Con el rubiales ese del celuloide no tiene nada que ver, y con el título de la peli tampoco. Dady es bueno en casa y no guarda rencor al género humano por lo que le hizo su antiguo dueño. Ahora toca lo de siempre: las curas en casa, las visitas al vete... y el premio por portarse bien y no gruñir - mucho. Entonces es cuando me doy yo un rulo por el baño a ver qué hacen, pongo ojitos y siempre me cae algo. Ya conocéis mi lema: compartir es vivir!

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lunes, 2 de febrero de 2009

Cachorros


Ver la foto de la bóxer Duna y su hija en el blog de Wilkoo me ha enternecido y me ha recordado cuando yo fui mamá. Esta historia no tendría nada de especial si no fuera porque un año antes había bajado en caída libre desde un sexto piso a la calle.

Nunca supieron si una puerta se cerró de golpe y me asusté mientras paseaba por el alféizar de la ventana del cuarto de estar o si me tiré intentando cazar una paloma. El caso es que poco antes de que las niñas volvieran del colegio - os recuerdo que corría el año 1990 - el conserje llamó al telefonillo preguntando si esa gata que estaba estampada contra la acera era la suya. Y era.

Como consecuencia de la caída, aparte de gastar 6 vidas de gato de golpe, y nunca mejor dicho, se me quedó estrecha la cadera. Por eso el parto se puso complicado. Los cachorros no podían salir, yo no sabía si empujar o no... y era 15 de mayo, San Isidro Labrador, patrón de Madrid y día festivo en toda la ciudad. Al final pudieron localizar a mi veterinario, quien accedió a abrir la clínica para hacerme una cesárea y de paso castrarme. La madre de la niña siempre se reía al recordar cómo José Luis llamó al día siguiente para ver qué tal había pasado la noche - dice que algo así sería impensable en un médicos de humanos.

De mi relación con mis hijos hablaré en otro momento. En un principio fue difícil, quedarme dormida y despertar con el cuerpo totalmente vendado, dolorido, y cuatro mocosos llorones al lado. El favorito de la niña fue el más mayor, el que había estado durante horas en el nacedero sufriendo la presión de sus hermanos, el más pequeño y débil. Le llamó Macbeth en honor a la película que vio al día siguiente del parto, en blanco y negro y con Sir Laurence Olivier. Su sorpresa fue mayúscula cuando se enteró de que su nueva familia le había rebautizado con otro nombre algo más vulgar.

Nunca supe nada más de ellos, salvo que murieron uno tras otro. No es natural que una madre sobreviva a sus hijos pero ocurre, y lo de ser fuerte en momentos de dolor es algo innato en esta familia y yo tuve que estar a la altura. Contamos con un gran ejemplo entre nosotros: Mari Pili.
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