Ni gastronteritis ni nada: mariposas en el estómago es lo que tiene éste, amooooor de arrugao. Os pongo en antecedentes: cuando estos dos se enteraron de que el próximo acogido sería un shar pei, entablaron más amistad de la que ya tenían con una pareja que tiene uno. Desde entonces, cada vez que pasamos cerca de ellos, estos dos se paran a darle a la sinhueso, Dady se pone con los otros perrazos a olerse el culo y yo me quedo ahí, con cara de bobo, esperando a que arranquen. Peeero algo ha cambiado, y es que uno del grupo ha añadido a su manada de pivitas una cachorrilla de bulldog francés blanca y Dady no se separa de ella - Melo, te juro que es cierto y no es por hacerte la pelota. Y mira que ella le enseña la lengua y en cuanto le ve corre a refugiarse a las piernas de cualquier humano. Pero a él le da igual, y cuando por fin arrancamos para continuar el paseo, él se gira de repente y se va a por ella.
Yo ya le he dicho que la deje en paz, que es pequeña y puede meterse en un buen lío por asaltacunas, que se vaya a por Takui, que es de su raza y la llevan toda mona, con su collar de tigresa, pero él nada. No sé cómo acabará toda esta historia.
Y por aquello de la defensa del menor, he cogido una foto de Internet una perrilla que no es D. pero para que os hagáis una idea. Por si acaso, le hemos puesto una banda en los ojos, no vayamos a tener problemas de imagen, que bastante tenemos ya con la corrupción de menores!
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