domingo, 13 de septiembre de 2009

Quincena, la Galga sin Cabeza


- "Ps, ps... Chewie... ¿Estás seguro de que estos dos no nos van a llevar al campo a ahorcarnos al amanecer?"
Os juro que cuando oí eso la primera noche que Quincena pasó en casa, pensé que se habían equivocado y que en vez una enseñarla a vivir en una casa la teníamos que llevar a algún manicomio a primera hora.
- "¿Estos dos pringaos? ¡Ni de coña! Lo primero, no les gusta madrugar, y lo segundo, no son capaces de hacerle daño ni a una mosca. Duérmete, anda."
- "Ps, ps... Chewie... ¿Tú has visto cómo mataban a tu padre? Yo sí, y no sólo a él."
Ahí reconozco que se me heló la sangre. La miré, pero en la penumbra sólo adiviné a ver el contraste entre su pelo blanco y sus ojos negros, inexpresivos, con esa mirada perdida en los recuerdos de una vida anterior a la que ya me he acostumbrado.

Quincena se llama así porque tardaron 15 días en capturarla. Ni dardo, ni jaula trampa, ni nada. Al final cayó y pudieron ponerla a salvo para que no provocara ningún accidente de tráfico.

Está en casa de acogida para que pierda el miedo a los humanos, y va a ser un trabajo muy duro. Hasta hace poco no sacaba el rabo de entre las patas, esperando el golpe, y aún ahora se asusta y da unos brincos impresionantes si éstos la rozan cuando está desprevenida o en alguna zona que no quiere que le toquen. De hecho, me sé de uno que ya no se puede poner el bañador hasta el año que viene de las heridas que le han hecho en el torso.

Éstos la soban, la acarician, y hasta le dan salchicha cuando hace sus cosas fuera de casa, pero sólo cuando duerme parece relajada. No es fácil verla así, como en la foto, ya que normalmente aun tumbada permanece alerta hasta que cree que el peligro ha pasado. Por eso es más común verla dar cabezadas como las yayas y despertarse cuando se le cae la cabeza, al más puro estilo señora mayor viendo la tele-novela del mediodía.



El Fito y yo nos reímos porque en el fondo es una cachorra y cuando nos compromete para que juguemos con ella, nosotros la ladramos y ella se pone a dar saltos o echa a correr - y estos dos detrás, con la correa. Pero cuando lo pensamos bien, es increíble que alguien tan joven haya soportado tanto dolor, no sólo físico. A ver qué consiguen éstos. Ya os contaré la evolución de "La Quinqui".

1 comentario:

Michi dijo...

¿habemus galgo???????

¿Como no tengo constancia??? ¿tendré que comprar el Hola para acceder a la exclusiva????

ENHORABUENAAAAAA