Menudo conciertazo que ha habido este finde en el cielo de los perros y de los gatos:
Thalía como telonera de... Tina Turner!
¿No creeríais que todo aquí era tristeza por no estar con nuestros antiguos amos humanos o estar pendiente de las mascotas de las familias para protegerlas, no? Eso sólo es a veces, cuando nos da la morriña, supongo que como a vosotros.
Y este fin de semana, como estábamos un poco de bajón todos, decidimos hacer un concierto. De Thalía ya os habló un día la niña, aunque era cuando aún estaba con vosotros. Al poco llegó aquí, y la verdad es que no sabía que supiera cantar porque siempre la he visto con una pelota de tenis en las fauces. Tina Turner también fue una perra abandonada. Es una chow-chow a la que su propietario tenía para criar cachorros de pura raza hasta que fue demasiado mayor y la dejó en ALBA, la asociación en la que la niña y su marido adoptaron a Chewbacca. Allí los humanos se desvivieron por ella haciéndole mil pruebas e intentando estabilizar el precario equilibrio de su salud, y justo cuando ya estaba mejor, murió en quirófano al ir a castrarla. Los de ALBA se quedaron muy chafados, pero ella sólo habla maravillas de su estancia allí.
Así que gatos y perros nos juntamos en un concierto de estas dos mujeres cañeras, una a golpe de cadera y la otra con su rock en estado puro. Animales que llegaron hace tiempo, como yo, y otros recién llegados, como Yaco o Jana, olvidamos por unas horas la añoranza del mundo de los humanos, de los mimos que nos dispensaron a los más afortunados pero también de la crueldad de la que son capaces en algunos casos. Y una vez más y aunque fuera tan sólo por unas horas, volvimos a ser felices.
2 comentarios:
Quiero pensar que están todos juntos, en algún sitio. Realmente no creo en el cielo ni en el infierno como un lugar físico donde pasar la eternidad pero sí creo en que la energía, la esencia de lo que uno es, lo que llaman el alma, queda entre nosotros, podemos en algún momento sentir su presencia. Todavía me asomo al chenil de Thalía y creo verla allí. Y es que siguen allí, porque están en nuestros recuerdos y mientras les recordemos, les tendremos siempre con nosotros.
Puf, siento muchísimo lo de Tina...
No tengo palabras...
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