Pues otra semana movidita en el cielo de los perros y de los gatos. Primero Bruce Springsteen... no, calla, el de la colonia... ¿cómo se llama?... esta memoria octogenaria... Boss, eso, Boss. Otro con la pelotita en la boca. Cuando se enteró de que Thalía estaba aquí, se fue corriendo a verla. Veremos a quién le toca recoger todas las pelotas que se quedan por ahí tiradas. Luego, un lirón careto cojo, al parecer intoxicado por un anti-garrapatas, porque no veas las bocanadas de aire fresco que se metía mientras rellenaba la ficha con sus datos. Y como no hay dos sin tres, ella.
A ver cómo os explico ésto. El cielo donde estamos es blanco, luminoso, eso ya lo sabéis, pero es que cuando entró Electra fue como si hubiera entrado un ángel blanco. Su sonrisa iluminó toda la estancia, blanca y rosa, tranquila y suave, alegre y serena. Hacía tiempo que no veíamos una cosa así por aquí.
Tuve la oportunidad de escuchar su triste historia. Había sido rescatada al límite de sus fuerzas en unas circunstancias horribles - dice que hasta llegó a comer del cadáver de un compañero para sobrevivir. Desde ese momento, su vida había sido una continua lucha por sobrevivir. Tenía que vivir para dar las gracias a quienes la habían sacado de aquella carretera, a los que la cuidaban a diario, a los que la visitaban los fines de semana. ¿Y cómo da un perro en esas condiciones las gracias? Sacando fuerzas de flaqueza para poder ir a la casa que la estaba esperando en Alemania - hasta le habían conseguido un hogar en tiempo récord. Si lo que no consigan éstos de PROA.
El pronóstico tenía mala pinta: si trataban la leishmania, los perdigones que tenía alojados en el cuerpo le provocaban hemorragias; si no la trataban, la bicha acabaría con ella. Pero ella le plantó cara a todo lo que le vino, siempre con una sonrisa, con la misma con la que recibía a quienes llegaban al albergue, hasta que no pudo más. Y una noche de verano, al abrigo de sus compañeros Balto y Beethoven, murió.
Allí la bautizasteis como El Ave Fénix porque milagrosamente resurgió de sus cenizas. Nosotros la llamamos El Ángel de la Sonrisa Blanca.
3 comentarios:
Los ángeles aparecen a veces en la tierra para recordarnos a los que estamos aquí, las cosas verdaderamente importantes, para que no olvidemos. Pero éste no es su sitio, su sitio está en el cielo. Y allí es donde está la Princess blanca. Era demasiado buena para estar aquí. Pero el corazón no entiende de esas cosas y siente, y llora porque ya no está con nosotros.
La vi por última vez 2 días antes, y me recibió como siempre, se ponía en pié, me mordisqueaba la muñeca y me regalaba una preciosa sonrisa, con sus dientes blancos... como ella, blanca por fuera y blanca por dentro, como se hizo querer en tan poco tiempo y que vacío tan grande nos ha dejado...
Cuanto lo siento, descansa en paz pequeña.
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